Los más nobles sentimientos también forjan ataduras, de otro tipo, pero ataduras al fin. Nos anclan a situaciones de dependencia que limitan nuestra libertad para, por ejemplo, luchar por un futuro mejor lejos de nuestras raíces. Personas a nuestro cargo que la vida nos ha entregado o que hemos elegido cuidar como una especie de cruzada personal.
Nos convertimos en veladores de otros y los espíritus más puros lo hacen sin esperar nada a cambio, simplemente lo consideran su deber. Estas nobles almas hacen del mundo un lugar mejor, lo barnizan de humanidad. A ellas mi saludo, mi respeto y la esperanza de que sean recompensados. Lo merecen y lo obtendrán, según la «Ley de causa y efecto: lo que desees para los demás te pasará a ti también». Deepak Chopra decía que «…Cuando se hacen cosas positivas, vuelven con un buen retorno.» Saber ser agradecido empreña agradecimiento de vuelta.
En La máscara del verdugo Ana está atrapada por su bondad, espero que el universo la recompense:
