Pequeñitos

Así de pequeñitos nos sentimos cuando empezamos una nueva actividad, como la mariquita que aparece en la imagen.

Poco después de emprender un nuevo proyecto, justo cuando el entusiasmo inicial comienza a desinflarse pinchado por obstáculos que quizás no habíamos contemplado, podemos empezar a sentirnos algo perdidos y nuestras metas pueden parecernos inalcanzables. Las situaciones nuevas que experimentamos, así como también descubrir todo lo que no sabemos y debemos aprender para echarlo a andar, pueden ejercer en nosotros un efecto demoledor, porque quizás cuando empezamos creímos que sería más sencillo, que sabíamos todo lo necesario para desarrollarlo.

El mundo gira cada vez más deprisa, todos los días surgen avances tecnológicos y sin importar en qué área desarrollemos nuestra actividad, siempre tendremos que familiarizarnos con el uso de nuevas herramientas, lo cual consume tiempo y paciencia -don bastante escaso-. Entonces se van acumulando los días transcurridos desde que nos embarcamos en nuestra aventura, así como las tareas pendientes y podemos empezar a perder la fe.

Antes de caer en la desesperación y pensar en tirar la toalla es conveniente que nos detengamos a analizar qué estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y evaluemos si las estrategias que estamos utilizando son las más adecuadas.

También será un buen momento para revisar nuestros objetivos iniciales, esa carta de intenciones comprometida con el éxito personal, ese proyecto que una vez soñamos concretar, para reconectarnos con nuestros deseos…y decirnos a nosotros mismos que no estamos locos, que sí se puede.

Si tuvimos esa idea y no otra es porque en algún momento pensamos que somos capaces de llevarla a cabo. No será fácil, todo lo que vale la pena requiere un gran esfuerzo, pero si decidimos lanzarnos a una nueva aventura como forma de vida debemos tener al valor de asumirla y la ecuanimidad necesaria para realizarla.

Hoy lunes empieza la semana 25 -bonito número-, y estaremos un poquito más cerca de nuestras metas. Les deseo todo el éxito del mundo.

Y recuerden, no estamos locos del todo… solo lo suficiente.

A la mariquita no le asustan las flores por ser demasiado grandes, ni siquiera se detiene a considerarlo.

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