Pasión

Cada día salen al mercado miles de libros. Se publican, además, millares de artículos extraordinarios en blogs y los muros de Instagram y Twitter se llenan de publicaciones excelentes. Cada vez existen más formatos de divulgación -físicos y digitales-, para llegar al público; cada vez somos más quienes leemos, tan solo intentar cuantificar la cantidad de material de lectura disponible agobia.

En medio de todo ese torbellino creativo está el escritor, intentando desarrollar su marca personal, darse a conocer y lograr la tan apreciada y apetecida visibilidad para su obra. Quiere que su trabajo sea leído, comentado y reconocido, necesita crear una comunidad de seguidores – prefiero llamarlos lectores- ante quienes promocionarse o terminará predicando en el desierto.

Lo único que puede acercar su obra al lector es que logre destacar entre las demás y no siempre es posible utilizar fondos de colores vistosos o intercalar dibujos en los textos, tampoco se trata de andar por allí domesticando algoritmos, entonces, ¿cómo puede sobresalir para lograr que un lector potencial se fije en su trabajo? Simplemente debe ser original y eso no tiene que ser difícil, solo debe apelar a la pasión, ese factor único, personal e intransferible, tan singular como su huella digital -la física, quiero decir-.

No es suficiente que al escritor le guste lo que hace, tiene que encantarle, tiene que amar su trabajo, tiene que sentirse realmente apasionado por lo que narra –válido para todos los ámbitos de la escritura-, porque solo así logrará verter en sus letras ese sentimiento, que es lo que al final del día despertará emociones en el lector y lo conquistará, atrayéndolo hacia esa obra y no otra. Se trata de enamorarlo, pues.

Las miradas no mienten y las letras tampoco. Es indispensable dominar la técnica –cómo no-, escribir con corrección y sin errores, la gramática y la sintaxis son los pilares de la comunicación escrita, pero si el escritor no conecta con su contenido se nota, y si las palabras han llegado al papel arropadas por el tedio y la rutina no despertarán el menor interés, ni siquiera en el mismo, entonces, ¿por qué habrían de hacerlo en un lector que tiene cientos de miles de escritos/artículos/publicaciones/libros en los cuales invertir su tiempo…y su dinero?

Amen su trabajo, apasiónense con lo que escriben, déjense llevar, no teman ser originales: el lector lo agradecerá.

Feliz día, feliz semana que hoy comienza, les deseo que sea apasionada, que su pasión enganche a otros.

Photo by Judit Peter on Pexels.com

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