La fascinación del hombre por el fuego no lo ha abandonado desde los albores del tiempo. Las llamas danzarinas e hipnóticas capturan su mirada y su atención, lo abstraen del entorno y confinan su pensamiento a quién sabe qué rincón de su memoria.
El fuego es el hombre mismo, a través de él expía sus culpas y relega la penumbra a rincones misteriosos. Con él se llevan a cabo rituales para pedir a estrellas o deidades que hagan la vida más llevadera en la Tierra. Cuando el espiral de humo cargado de pavesas se eleva hacia el cielo, lleva con él trocitos de esperanza. Sea por la celebración del Solsticio de Verano o por la noche de san Juan, lo cierto del caso es que en torno a las llamas se unen creencias y recuerdos, cantos y danzas desde hace milenios.
Cada celebración es distinta, transcurre en lenguas diferentes, pero el catalizador común de todas ellas es el fuego, ese elemento que hermana. En las costas del caribe se celebra con bailes de tambor, y si pudiera narrarlo sería así:
La luz del fuego recorta siluetas humanas en la oscuridad de la noche. Un corro frenético danza en torno a una hoguera ancestral. Sus brazos suben y bajan en un movimiento que imita a las llamas. La arena fría y húmeda de una playa bañada por el Caribe, suave y áspera a la vez, salta por los aires catapultada por pies descalzos, mecidos por ritmos venidos del África antigua, ante los cuales la indiferencia tiene la partida perdida de antemano; los pies se mueven solos alrededor de la hoguera de San Juan, sucumben por un hechizo imposible de romper. Baquetas gruesas castigan sin descanso ni piedad troncos de árboles devenidos en instrumentos en una noche mágica. Torsos desnudos intentan acorralar a gráciles cinturas, se quiebran caderas en giros sucesivos a manera de huida. El ron quema las gargantas y enciende el deseo. El amanecer marcará el final del festejo.
Excelente reflexión. La leí a fuego lento y sin quemarme. ❤👌🏻🔥
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🤣🤣🤣, como debe ser, Filipa. Un abrazo 🤗
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Qué salvaje, qué primario, qué sincero. Mi enhorabuena, Irene.
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¡Gracias, Joiel! Viniendo de ti esas palabras sentidas son más que un halago. (Que me voy a poner insoportable)
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