«En la pulsera de plata, los eslabones tienen una cadena de historias que el hilo parece no interrumpir. Cada porción de ese cuerpo simple cuenta la existencia de la tierra. Cada elemento vibra en sintonía con el ciclo del hombre. El metal, antes adherido al suelo, estuvo compenetrado con la energía del origen de todos los tiempos. Primero fue calor, brillo, luego negritud. Sabiduría de los incipientes orfebres. ¿Desde qué ordinaria matriz -vasija primera- alguien quiso despertar las ganas de fundir la argéntea materia y convertirla en ornamento?…»
Florángel Quintana
Así comienza «La pulsera de plata», uno de mis relatos preferidos del libro «Historias para apropiarse», publicado recientemente por nuestra escritora invitada, Florángel Quintana.
Caraqueña perteneciente a la generación X. Licenciada en Letras en la Universidad Católica Andrés Bello en 1991, con estudios de cuarto nivel en Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Pudo conjugar la docencia en educación superior y media durante 11 años con una trayectoria de trece años en el mundo corporativo entre Servicio al cliente y Mercadeo (CANTV). Ha sabido nutrirse de una serie de aprendizajes que van desde la Prospección de Mercado, hasta la riqueza temática en los talleres de Escritura creativa, con destacados escritores venezolanos como Milagros Socorro y otros de talla internacional como Rodrigo Blanco Calderón y Juan Carlos Méndez Guédez.
La curiosidad y el deseo de aprender son su motor de vida. Actualmente reside en Virginia (EUA), funge como Mentora en Comunicación con su empresa FQ Writing & Editing Services, una idea de negocio dirigida a emprendedores latinos que necesitan mejorar su presencia en las redes y plataformas sociales, propiciando a través de talleres, seminarios y mentorías el afianzamiento de sus propuestas comunicacionales hacia los clientes. Asimismo asesora a quien desee escribir su primer libro.
1) ¿Cuándo empezaste a escribir?
A los catorce años empecé a escribir unos horrendos poemas de amor en un block de hojas amarillas. Todos nostálgicos, melancólicos; fruto de una flacuchenta sin novio que veía cómo todas sus amigas tenían novio. El dolor de saberme muy fea, muy huesuda, muy sin gracia me hizo escribirle a un amor que no llegaba, en esa edad donde todo era lo inmediato y la madurez ni pensaba hacer aparición.
2) Tu primer libro fue una obra de divulgación, «Conecta más al escribir mejor», ahora incursionas en la ficción, ¿qué impulsó este cambio?, ¿o la ficción siempre estuvo allí, agazapada, esperando a dar el salto?
El primer librito responde, como libro de no ficción, a un deseo de estar en la onda de esos consejos no solicitados dado a emprendedores ocupados en hacer lo que pueden para tener vida dentro de sus audiencias. Lo hice como una manera de atraer clientes a mi propio emprendimiento como Mentora en Comunicación.
La ficción siempre ha estado, siempre he escrito cuentos, de hecho, escribía para mí, para probar cómo podía hacerlo, cuánto podría aplicar de lo aprendido en la universidad. Quizá alguien pudiera determinar que sufría del síndrome del impostor, pues este segundo libro de ficción ha llevado casi once años para salir de su caverna. Por lo cual el salto sí, estaba siendo retenido por una crítica muy fuerte hacia mí misma y mi habilidad para crear.
3) Tus relatos son de temas y géneros muy variados, ¿de dónde sacas tus ideas al momento de escribir?
Aquí cabe esa frase de locutor de radionovela: “De la vida misma”. Soy una observadora contumaz o más bien una voyeur que está a la caza de historias que pululan en la fila del supermercado; en una mesa de restaurante esperando a ser atendida; en la peluquería; en el metro. Otras ideas han aparecido, por ejemplo, al ver una escena en una película y me pregunto si podría haber sucedido ese conflicto o esa acción determinada de otra manera. Pienso que hay que prestar atención a lo que sucede alrededor, por eso para escribir no solo hay que leer mucho, sino salir, compartir y escuchar, sobre todo saber escuchar, siempre hay alguien dispuesta a echar un cuento.
4) La Literatura es el eje en torno al cual gira tu actividad profesional, ¿qué te ha permitido la escritura?
La escritura me ha permitido, fundamentalmente, conocerme. Descubrir que soy capaz de hacerme preguntas muy atrevidas y distintas, y que, por tanto, puedo atreverme a dar respuestas que nadie esperaría de mí. Escribir es ser otra y ser otro, a la vez… Por ejemplo, escribir pensando en si fuera un hombre cómo haría esto o aquello. Escribir es liberarse, jugar con las palabras, atar cabos en lazos que alguien ya había desatado; sentir que podemos ser artesanos y cirujanos, asesinos o víctimas.
5) ¿Qué te gustaría decirles a tus lectores?
A mis lectores les diría que lean diverso, que regresen siempre a los clásicos y lean a las voces contemporáneas con sus propuestas distintas o tal vez gemelas de las grandes obras. Les sugeriría que llevaran una bitácora lectora y anotaran tanto sus descubrimientos como sus desaciertos con las novelas leídas. Les recomendaría que afinaran su espíritu crítico y leyeran sobre sociología, antropología, psicología para entender más el alma humana que está contenida en las obras literarias.




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