Hace unos años tuve el privilegio de asistir a una ponencia interesantísima de Inés Quintero, historiadora y miembro de número de la Academia Nacional de la Historia. Entre sus interesantes planteamientos hubo dos que me llamaron la atención.
El primero es que no se puede considerar que un hecho es histórico o, más bien, no se puede estudiar como parte de la Historia hasta que hayan transcurrido, al menos, cien años desde que ocurrió, porque ese es el tiempo que se necesita para analizar todas sus consecuencias, hechos que podrían parecer aislados en su momento, pero que al ser estudiados a la distancia revelan consecuencias y ramificaciones sorprendentes. Pensé entonces que la Historia se parece en ese sentido a una autopsia que revela que la causa de una muerte no es la esperada, sino algo sobrevenido, algo que no se tomó en cuenta en su momento, pero que a la larga tuvo resultados inesperados.
Entonces comprendí porque tuve tantos inconvenientes cuando investigué la Ley de eutanasia para escribir “La máscara del verdugo”, intentando descubrir si es positiva o no, y es que esa ley no cuenta con suficiente historia a cuestas, solo existen reportes y mucha hemeroteca, pero habrá que esperar muchos años para analizar su aplicación en retrospectiva y será entonces cuando se determine si su implementación fue acertada.
El segundo planteamiento presentado por la doctora Quintero fue que la Historia no es buena ni mala, es tan solo el recuento de hechos acontecidos en el pasado, una concatenación de eventos que sucedieron en determinada época, que deben ser analizados de forma científica, es decir, desprovista de adjetivos, con el fin de entender lo ocurrido, establecer responsabilidades, si cabe, y determinar sus consecuencias. Su estudio debería permitir que el ser humano no cometa los mismos errores una y otra vez, pero cómo le gusta andar por la vida tropezándose repetidamente con su piedra favorita.
El 12 de octubre debe ser la efeméride más polémica del mundo, es conocida como el Día de la Raza, el Día del descubrimiento de América, el Día de la resistencia indígena, el Día de la hispanidad, y los que se me escapan. Se le asigna un significado diferente a la conmemoración según en qué orilla del Atlántico se celebre. El reciente 12 10 21, como todos los años, corrieron ríos de tinta por las RRSS sobre esta fecha. Se habló de expolio, conquista y saqueo, por un lado, y de civilización, cultura y progreso, por el otro.
Olvidamos un pequeño detalle: la Historia no se puede juzgar, no es ni buena ni mala, es la suma de lo ocurrido, que ha dado como resultado lo que es la humanidad hoy en día, y así como por estas latitudes se celebra el día de la hispanidad en clara alusión al idioma, si los aliados no se hubieran unido para acabar con los sueños de dominación del Tercer Reich, estaríamos celebrando el día de la germanidad.
La Historia de la humanidad es violenta, toda ella, desde la época de las cavernas hasta el día de hoy, cuando se siguen cometiendo poco más o menos las mismas atrocidades, envueltas en sutiles diferencias. Los deseos de dominación y conquista territoriales están hoy tan vigentes como entonces, aunque se planteen en términos distintos. Pareciera imposible acabar con los sueños de posesión del hombre, hoy encarnados por diferentes dictadorzuelos de nuevo cuño; cada período pare los suyos y en el tema que nos ocupa da lo mismo que la iniciativa parta de un rey, un emperador o un dictador que llega al poder legalmente y luego cambia de rumbo, olvidando que alcanzó la presidencia en brazos de la democracia y destruyéndola desde dentro.
Usan ideologías trasnochadas como excusas para la conquista de los pueblos. Además, el trono se ha franquiciado, otorgando a cada socio de esta especie de cartel político su área de influencia particular, pero con una doctrina única procedente de un vetusto reino tropical. En este nuevo esquema cada mandatario impone el manual de dominación adquirido a cambio de los recursos del país que debería defender, pero que expolia en función de los intereses de sus cómplices internacionales. Emplean sofisticados esquemas de control absoluto del poder desarrollados y perfeccionados durante décadas, cuyo propósito es encerrar en trampas sin salida a aquellos que intentan vivir y alcanzar la felicidad sin mayores pretensiones que esas: llevar una existencia pacífica y suficiente.
Y, además, utilizan el 12 de octubre como excusa o, más bien, como función teatral, cada año se suben al escenario a vociferar consignas desfasadas y absurdas contra el país del que una vez, hace mucho tiempo, fueron colonias. Lo culpan de todos los males que padecen en la actualidad, usan la Historia para deslastrarse de su responsabilidad directa en la ruina en la que han convertido a la región más fértil y extraordinaria del planeta entero, el verdadero paraíso en la Tierra, mientras se presentan como adalides de la justicia, llamados a erradicar la miseria que ellos mismos causan y perpetúan, como condición indispensable para conservar el poder.
La Historia hay que estudiarla con rigor científico y analizarla para evitar cometer los mismos errores o, de lo contrario, entregaremos a las próximas generaciones más Historia cargada de hechos violentos, no blandirla como un trapo para distraer del verdadero origen de las violaciones actuales de los derechos humanos y hechos delincuenciales.
Quise tomar distancia desde el día 12 del mes pasado para publicar este artículo, para que las consideraciones que presento no fueran enturbiadas por el fanatismo consciente o inconsciente de quienes ven en la aventura de aquel almirante Genovés, que se tropezó con un continente desconocido buscando una nueva ruta comercial hacia las Indias, algo más que una fecha histórica, como otra cualquiera que, en todo caso, ocurrió en el siglo XV.
¿De qué sirve condenar el pasado, si nos empeñamos en repetirlo?

Yo creo que hasta la Historia puede ser tendenciosa y no obedecer estrictamente a los hechos. Mi opinión es de que la historia depende mucho de quién la escribe. No es más que mí opinión.
Un saludo.
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Estoy absolutamente de acuerdo contigo y eso es lo que pretendo resaltar, que esa visión antojadiza de la Historia no es correcta y que debería ser estudiada con rigor científico, sin adjetivos.
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Totalmente de acuerdo. Buen día. Un abrazo
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Muy interesante Irene. Gracias! Un saludo.
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Para recoger antes hay que sembrar, incluso de la violencia crecen flores que después ayudan a sanar, a comprender.
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Gracias por enriquecer la conversación con tu comentario, Joiel. Saludos.
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Reblogueó esto en Acuarela de palabrasy comentado:
A mi me parece que los que observan los hechos históricos siempre lo hacen desde una mirada, con un enfoque. La Historia está lejos de ser una ciencia dura como la Física. La mirada del observador está más presente. Por eso mismo la efeméride que mencionas, el 12/10, es tan controvertida, con enfoques tan opuestos.
Hace poco escuchaba a alguien remarcar que esa historia de colonización ha ocurrido hace mucho y que, en la actualidad, lo que habría que poder observar es la explotación entre compatriotas, ya muy lejos de las consecuencias de aquellos siglos, y que ocurre por otros factores en juego. O sea mirar la estructura actual sin apelar a cómo vino siendo la historia.
Además, hay, también en juego, una intención de valorar lo que queda de las poblaciones autóctonas. Darles un reconocimiento y posibilidad de renacer sus culturas y enriquecernos con sus aportes.
En mi país, Argentina, desde 2010 se le denomina DÍA DEL RESPETO A LA DIVERSIDAD CULTURAL «que no sólo reconoce a los pueblos originarios, sino también a las corrientes migratorias históricas de África y Europa y las provenientes de nuestra Patria Grande, pluralidad que constituye la cultura y la identidad de la Nación argentina. Al mismo tiempo, este cambio en la denominación del día posibilita la reflexión sobre nuestra propia historia que ha silenciado y ocultado la diversidad y pluralidad que la compone y enriquece.»
Un saludo cordial. Norma Luz (Acuarela)
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Gracias, Norma, tu comentario aporta luz a este debate. Pienso que en Argentina rescatan lo positivo y profundizan en la dirección correcta: el estudio y conocimiento de las culturas originarias. Saludos.
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Saludos cordiales Irene!
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