Algunos escritores, entre quienes me incluyo, sienten a sus novelas como a sus hijos y no están lejos de la verdad. La historia germina en sus mentes, crece, le brotan personajes, experiencias, se hace un todo, madura y después de meses de mucho trabajo -pueden muy bien ser nueve- ve la luz. Además, será suya para toda la vida, para bien o para mal. Ese fenómeno que ocurre al tener hijos, cuando los padres dejan de ser «X» y se convierten en «los padres de X», también ocurre con su trabajo: sus títulos les superan y entonces pasan a ser los autores de X e Y. Al escritor su obra le acompañará siempre, será reconocido como quien escribió ese bodrio o aquella historia magnífica, sus pequeños serán condenados o redimidos por los lectores y sentirá cada crítica o alabanza como si le dieran a sus vástagos un pellizco o un caramelo.
Otra gran similitud radica en el hecho de que cuando crecen también se van de casa. Mi novela, «La máscara del verdugo», creció y se va a Nueva York. Se los cuento en imágenes:








Por aquí les dejo los enlaces:
https://www.europabookstore.es/productos/la-mascara-del-verdugo-irene-de-santos/
Si desean una copia dedicada y autografiada, por favor, contáctenme. Mis datos están en la página de inicio.
FELICITACIONES !!!!, ya has extendido tus alas y comenzado a volar, espero que sea alto muy alto
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¡Muchas gracias! Qué forma tan extraordinaria de comenzar la semana, con un comentario motivador y cargado de buenos deseos.
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