Hoy, 28 de marzo, la prosa y el verso visten de luto para recordar la desaparición física de dos de sus grandes exponentes: Virginia Wolf (1941) y Miguel Hernández (1942).

Hoy se conmemora el fallecimiento de Virginia Wolf, escritora británica, autora de novelas, cuentos, ensayos y obras de teatro. Sus novelas más famosas son «La señora Dalloway» y «Al faro». En ambas muestra una prosa exquisita y el dominio absoluto de la técnica de la descripción. Alcanzó gran popularidad entre el movimiento feminista un ensayo suyo titulado «Una habitación propia», donde expone la gran dificultad que han experimentado las mujeres a lo largo de la historia para desarrollar una carrera literaria. Es una pieza magistral de lectura obligatoria.
La tarde del 28 de marzo de 1941, presa de un profunda depresión, salto al río Ouse. Tras su muerte encontraron la última nota que le dejó a su esposo:

«Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que voy a hacer lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices, hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decir que todo el mundo lo sabe. Si alguien podría haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas puedan haber sido más felices de lo que hemos sido tú y yo».
El verso llora hoy a Miguel Hernández, poeta y dramaturgo español, nacido el 30 de octubre de 1910 en Orihuela. Falleció de tuberculosis en la prisión de Alicante, el 28 de marzo de 1942. Se cuenta entre los grandes de la literatura española del siglo XX.
De niño pastor de cabras a poeta universal, alcanzó la excelencia de forma autodidacta de la mano de los grandes autores del Siglo de Oro español: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora.
En prisión escribió el poema “Antes del odio”, del cual transcribo la última estrofa:
"...No hay cárcel para el hombre. No podrán atarme, no. Este mundo de cadenas Me es pequeño y exterior. ¿Quién encierra una sonrisa? ¿Quién amuralla una voz? A lo lejos tú, más sola Qué la muerte, la una y yo A lo lejos tú, sintiendo En tus brazos mi prisión, En tus brazos donde late La libertad de los dos. Libre soy, siénteme libre. Solo por amor."

Qué bonito pero, al mismo tiempo, triste. Me ha encantado Irene!
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